No estamos para decorar la democracia, estamos para transformarla

Las palabras quedaron resonando en la sala de conferencias del Pabellón del Bicentenario en Las Piedras, Canelones. Doscientas personas provenientes de diversos puntos del país, más representantes de colectivos de Argentina y Brasil, se congregaron, por tercer día consecutivo, para asistir a las conclusiones y al cierre del Primer Encuentro Nacional de Cultura Viva Comunitaria.

Las palabras quedaron resonando en la sala de conferencias del Pabellón del Bicentenario en Las Piedras, Canelones. Doscientas personas provenientes de diversos puntos del país, más representantes de colectivos de Argentina y Brasil, se congregaron, por tercer día consecutivo, para asistir a las conclusiones y al cierre del Primer Encuentro Nacional de Cultura Viva Comunitaria, organizado por la Red Cultura Viva Comunitaria Uruguay y la Red Metropolitana de Cultura Viva Comunitaria.

El encuentro había comenzado oficialmente dos noches antes, con la presencia de autoridades estatales y la actuación de la murga Agarrate Catalina. Aún resonaban en el salón las conclusiones presentadas por todas las comisiones de trabajo, en las que cada uno de los participantes, divididos en grupos, había discutido en torno a tres ejes: Formación en gestión y financiamiento de proyectos culturales; Convivencia, inclusión, participación y redes; y Políticas culturales comunitarias en clave latinoamericana. Así se desarrolló este primer encuentro, pero sus orígenes se remontan al 2013 cuando, en La Paz, Bolivia, se realizó el Primer Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, dando origen a la Red Cultura Viva Comunitaria Uruguay.

¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura viva comunitaria? El concepto se acuña en Latinoamérica: en tanto categoría de análisis implica la posibilidad de pensar los procesos culturales latinoamericanos en clave local, no foránea. Cultura viva comunitaria no es un concepto gestado en la Academia europea, emerge y se delinea en los intersticios de las políticas culturales del continente, se constituye a través de redes construidas en los territorios periféricos, se fundamenta en las raíces de los pueblos originarios y se sostiene con el impulso de su propia naturaleza. Cultura viva comunitaria es una unidad conceptual que nos permite identificar, nominar y, por ende, dar entidad, a aquello que ya de por sí existe, aunque no sea culturalmente legitimado: la pujante existencia de colectivos culturales que emergen desde una necesidad viva de expresarse, empoderarse y transformar su realidad cotidiana.

En 2013 se generó el primer congreso, oficiando de puntapié inicial para un proceso de consolidación de colectivos locales a través de todo el continente. Fue sucedido por un segundo congreso, en San Salvador, realizado en 2015, y por un tercero que se realizará en el mes de noviembre en Quito, Ecuador. En Uruguay, la Red de Cultura Viva Comunitaria organizó, en 2014, un primer Encuentro Regional, en la ciudad de Paysandú, con la presencia de más de trescientos colectivos artísticos, culturales, comunitarios; generando, con aspiraciones de regional, un verdadero encuentro nacional, antecedente directo de lo vivido los días 16 y 17 de setiembre.

¿Quiénes participaron? La heterogeneidad se hizo presente en la diversidad de colectivos representados. Compañías artísticas, centros culturales, casas comunitarias, radios de todo tipo, cirqueros, actrices, artistas plásticos, músicos de todo tipo, tamaño y color. Colectivos insistiendo en ser reconocidos como partícipes de un ser comunitario que nos implica en tanto ciudadanos.

Cultura Viva Comunitaria se autodefine como un movimiento latinoamericano que representa colectivos con arraigo territorial y comunitario, que privilegia los procesos por sobre los productos, abrazando la belleza y la emoción del hacer en conjunto. Surge y se constituye inmediatamente como red de vínculos entre los colectivos, posibilitando, desde la horizontalidad, el crecimiento conjunto bajo el influjo del ser comunitario. Los eternos desplazados por los gobiernos y sus políticas encuentran bajo este concepto una forma de reconocerse y vincularse, legitimándose mutuamente en ese reconocimiento. Los colectivos de Cultura Viva Comunitaria reivindican que la cultura es parte sustancial del desarrollo social y proponen específicamente que los estados destinen un 0,1% de sus presupuestos para su crecimiento.

De hecho, a partir de la existencia de este concepto, surgió en Brasil, y se está propagando por Latinoamérica, una política cultural concreta: los Puntos de Cultura. Dicha política posibilita una asociación entre el Estado y los Colectivos (ya que mayusculamos a uno mayusculemos a otros, ¿por qué no?). Se identifica a los Colectivos de base comunitaria como Puntos de Cultura, para así poder contribuir en su crecimiento, sin necesidad de que deban modificarse a sí mismos. Es una lógica inversa respecto a la construcción hegemónica de políticas culturales: en vez de modificarse a sí mismos para participar en convocatorias a fondos por parte del Estado, perdiendo en el camino sus características distintivas esenciales, Puntos de Cultura permite el reconocimiento de los colectivos tal cual son, generando así la posibilidad de crecimiento genuino y no interrumpido por el capital.

En este primer encuentro nacional de Uruguay, estuvo presente en todos los grupos de trabajo la tensión entre Estado y Colectivos. Al cierre, se hicieron presentes autoridades estatales, con un mensaje claro desde lo discursivo y desde lo simbólico: se puede y se debe trabajar en conjunto. Con presencia de la Dirección Nacional de Cultura, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), la Comuna Canaria y el Programa Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo, se asumió un compromiso por parte de todos para generar líneas específicas de diseño e implementación de políticas que fomenten el desarrollo de Cultura Viva Comunitaria en nuestro país. Hay antecedentes y hay avances: la Comuna Canaria cuenta con una dirección de Cultura Comunitaria; el Ministerio de Educación y Cultura, el Mides y las Intendencias de Montevideo y Canelones abrieron recientemente un registro para Puntos de Cultura, a través del portal culturaenlinea.uy; la  Secretaría General Iberoamericana, a través de IberCultura Viva, abrió un llamado a Movilidad para Colectivos que quieran participar en el congreso en Quito (para descargar la convocatoria: http://bit.ly/2vZVohp, para inscribirse: http://bit.ly/2x55W3I).

Está en manos de los Colectivos hacer el contralor de estos procesos, ser propositivos, adueñarse de la política y hacerla propia. Porque, como se dijo en una de las conclusiones del encuentro: “Un fantasma recorre Latinoamérica. Y tiene puesta una nariz de payaso”.

Texto: Andrés Alba

Imágenes: Cobertura colaborativa MediaRed

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