La Doctora Honoris Causa de la universidad de la calle: Angela Davis

El sábado 23 de marzo se realizó la entrega del título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República (Udelar) a la activista Angela Davis bajo la consigna “Sin racismo, mejor democracia”. El evento tuvo lugar a partir de las 18.00 en la explanada de la Universidad de la República. Los miembros presentes en  representación de la Udelar fueron el rector en ejercicio, Álvaro Mombrú; la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Ana Frega; la decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Carmen Midaglia; la licenciada en Ciencias Políticas Noelia Ojeda y el máster en Historia Política Jorge Chagas.

Angela Davis, Doctora Honoris Causa de la Udelar

La primera visita de Angela Davis a Uruguay la recibe con un reconocimiento a su compromiso con distintas luchas colectivas contra la opresión. El 12 de marzo de 2019 el Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar consideró que la profesora emérita del Departamento de Historia de la Conciencia de la Universidad de California, en Santa Cruz, Estados Unidos, “es una filósofa de primer nivel que ha ejercido una influencia fundamental al combinar el pensamiento teórico con la praxis”. Se destaca que no solo es docente universitaria, sino que su labor ha combinado “el modo de pensar la práctica política con la reflexión teórica”. Se la considera una intelectual y una activista social que cambió el modo de pensar y de actuar en Estados Unidos, pero también “más allá de los límites de su país de origen”.

Se reconoció su vasta producción bibliográfica, de la que se destaca una lista que va desde los 70 a la actualidad: If they come in the morning: Voices of Resistance (1971); Angela Davis: An autobiography (1974); Women, Race and Class (1981), Women, Culture and Politics (1989), Blues Legacies and Black Feminism (1999), Are Prisons Obsolete? (2003), Abolition Democracy: Beyond Prisons, Torture and Empire (2005), The meaning of Freedom: and other Difficult Dialogues (2012), Freedom is a Constant Struggle: Ferguson, Palestine, and the Foundations of a Movement (2015), Herbert Marcuse, Philosopher of Utopia: a Graphic Biography (prólogo 2019). Se menciona también el impacto que estas obras han tenido en el ámbito educativo del mundo hispánico y, especialmente, de Uruguay.

El CDC reconoce también su larga y rica tradición como filósofa, que se inicia en la Universidad de Brandeis (Estados Unidos), sigue con una beca para continuar sus estudios en la Goethe-Universität (Francfort-Alemania) y retorna a Estados Unidos, a la Universidad de California, una de las más prestigiosas en temas vinculados con las ciencias sociales, las humanidades y el pensamiento teórico, donde desarrolla su trabajo doctoral bajo la dirección de Herbert Marcuse. Sin embargo, la notoria distinción recae en considerar el logro que supuso Davis en conjugar pensamiento filosófico y político y práctica. Esto se ve en que “su militancia y su actividad académica son difícilmente disociables” al punto de que este binomio la convirtió “en un símbolo de lucha contra la injusticia en todo el mundo e inspiró movimientos sociales hasta el día de hoy”. Tal vez por esto fue que se decidió entregar, por primera vez en la historia, el título de Honoris Causa de puertas afuera de la universidad, con lo que se reflejó la conexión entre el hacer académico y el hacer sociopolítico.

Para la Udelar, su influencia se observa principalemente en su crítica al complejo industrial penitenciario —al que considera una “continuidad de la esclavitud en Estados Unidos y clave de su proyecto imperial”—. Estas consideraciones son las expuestas para otorgar el título de Doctora Honoris Causa de la Udelar a Angela Davis, lo que “honra el mandato de defensa de los derechos humanos y la justicia que la Ley Orgánica dio a nuestra Institución”, según se dice en la resolución, leída la tarde del 23 de marzo por Mombrú.

No vino a que le digan que es bella…

Otras voces se escucharon en la conmemoración. La decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Ana Frega, refirió a los versos del poeta cubano Nicolás Guillén, quien dio “mano y mano para que sepan que eres nuestra”. Frega se apropió de la figura de la activista manifestando la relevancia que supuso el vínculo entre su actividad intelectual y militante contra las desigualdades sociales. Refirió a los diversos contextos históricos que se caracterizaron por la violenta ausencia de igualdad y volvió al presente para subrayar que la celebración de ese día supuso el encierro de muchos años de lucha que deben continuar con las nuevas generaciones. Estas son las que tienen que dar continuidad al trabajo que Davis ha desarrollado en torno a género, etnia, clase y sistema carcelario y que tanto influyeron en el pensamiento crítico y en los movimientos sociales de varias generaciones.

Por su parte, la decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Carmen Midaglia, destacó el lugar de las ciencias sociales y la necesidad de actores colectivos para combatir el fenómeno de la desigualdad social, que se expresa de diversas maneras, a partir de la raza, la clase social y el género. Midaglia destacó que el rol académico es indefectiblemente un rol social. Se detuvo, asimismo, en el papel de las mujeres en las sociedades modernas, que se han caracterizado por la  subordinación de estas a espacios de trabajo domésticos. Por esto reconoció la relevancia del activismo de Davis en lo que se refiere a sus desarrollos teóricos sobre feminismo.

No aceptar cosas que no se pueden cambiar, sino luchar para cambiar las cosas que no se pueden aceptar

La esperada voz de Davis sonó con el agradecimiento a las autoridades, los estudiantes y la administración de la Udelar. A esto le dio paso un recorrido por algunos mojones de la historia de Uruguay. El lugar de los afrouruguayos parece haber estado presente en la agenda de discusión de los estudios sobre afrodescendientes en Estados Unidos. Davis destacó la influencia que tuvieron a principios del siglo XX el escritor, activista y político Pilar Barrios, por su propuesta de concebir el racismo basado en criterios de clase social y por su búsqueda por desarrollar una conciencia racial (negritud) y la prensa negra uruguaya, como La Conservación y El Progresista.

En líneas con el mundo letrado, destacó el rol de la educación en la lucha de las comunidades afro por sus derechos a lo largo de la historia. Se refirió al concepto del alfabeto abolicionista, una noción que se acuñó para señalar el peligro que representaba para el sistema esclavista que los esclavos aprendieran a leer y a escribir. Asimismo, destacó el papel que tuvieron las mujeres en el campo de la transmisión de la educación en estas comunidades. Amalgamó esta referencia a la idea de racismo estructural, que supone que los negros son menos inteligentes que los blancos. Esto trae consecuencias en varios niveles sociales, pero afecta directamente en lo que consideró como educación disciplinar: en el sistema educativo los negros aprenden la disciplina que los prepara para ir a la cárcel, pero no se les brinda la posibilidad de apasionarse por aprender. Así, subrayó la relevancia de “la pasión por la educación”, que “mantuvo viva la pasión por la libertad y la pasión por la libertad mantuvo vivo el deseo de educarse”. Afirmó que la educación siempre ha desempeñado un papel fundamental en la lucha contra la desigualdad, y que se trata del lugar indicado para cuestionar el racismo, a pesar de que las instituciones educativas siempre han estado “plagadas de racismo”.

Davis estableció una relación por transitiva que supone considerar la lucha contra el racismo como una lucha contra las lógicas capitalistas, que a su vez, son lógicas patriarcales. El capitalismo genera racismo y se beneficia de él: es “capitalismo racial”.

Otras voces se hicieron eco esa tarde, ya que la activista mencionó que hoy en día no se puede hablar de desigualdad sin considerar el conflicto palestino-israelí. Puso sobre la mesa la realidad de los refugiados en la Franja de Gaza estableciendo una analogía con el sistema carcelario, y se refirió a este contexto como la única cárcel al aire libre del mundo.

Para finalizar, exhortó a los uruguayos a reflexionar sobre los contextos de militarización en la región y a tomar buenas decisiones en las elecciones de 2019.

Cerraron esta jornada de festejo Ruben Rada y Se armó kokoa.

Esta actividad conformó una de las cuatro instancias públicas de Davis. El jueves 21 de marzo participó en un acto con motivo del Día Internacional de la Discriminación Racial, en la Torre Ejecutiva, sede de la Presidencia de la República. El viernes 22 de marzo llevó adelante una charla en el Teatro Solís (que se transmitió por pantalla gigante) y hoy, 25 de marzo, participó en una charla organizada por el PIT-CNT.

Una cuestión de honor

La existencia del título de Doctor Honoris Causa se remonta a 1968, año en que se establece la ordenanza de título docentes honoríficos. Existe el Doctor Honoris Causa de la Udelar, otorgado por el CDC, y el Doctor Honoris Causa de alguna facultad particular, otorgado por los consejos respectivos, los que también se encargan de dar otros títulos como Profesor Emérito y Profesor Ad Honorem.

Cualquiera de estos reconocimientos se otorgan mediante propuesta del rector, del decano o de alguno de los miembros del CDC o del Consejo de Facultad respectivo. Para ser aprobado un Honoris Causa de la Udelar se tiene que alcanzar los dos tercios de votos del total de los componentes del CDC. En 2009, mediante resolución, se agregó el artículo que establece que “previamente a su consideración por cualquier órgano universitario, deberá ser informada por una comisión [integrada por el rector y al menos dos universitarios con larga trayectoria académica] que evalúe los antecedentes académicos y/o cívicos del candidato postulado y realice un informe que sirva de respaldo al otorgamiento de la distinción”.

Ser Doctor Honoris Causa supone una distinción por haber “prestado una contribución notable al progreso de la ciencia, la cultura o el bienestar general”, según detalla la ordenanza, sin que esto suponga de por sí el derecho a desarrollar actividades docentes, a no ser que esto se resuelva por el CDC expresamente.

Texto: Cecilia Bértola

Fotos: Fanny Rudnitzky y Valeria Amaro

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