Frío en el pecho

Mientras las sensaciones térmicas bajan, las personas que duermen en las calles de Montevideo se acurrucan contra el pavimento y las autoridades encargadas del asunto se muestran divididas.

El conductor de radio deja de hablar al aire y levanta su mano, al instante el operador entiende el gesto y reproduce un mensaje telefónico. La oyente, que se presenta con nombre y barrio, denuncia la presencia de un campamento irregular en su cuadra donde hacen fogatas y dejan basura. El presentador radial no permite el silencio, proclama que las autoridades deben atender el caso porque la Ley de faltas no sirve. Sobre el cierre de la reflexión el conductor repite el gesto al operador, quien al otro lado del vidrio dispara otra comunicación.

Los hombres mayores de edad son el núcleo duro de la población que vive en situación de calle, un sector que según el censo de 2016, realizado por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), creció alrededor de un 50% en el último quinquenio. El pasado junio, jerarcas de ese ministerio se presentaron en la Cámara de Representantes y subrayaron que dicha situación corresponde a una problemática que no es característica del ámbito nacional, sino que es universal. Distintas ciudades del mundo presentan una realidad que se construye de manera precaria con cartones y mantas, con casas de papel, compartidas o individuales, que esperan que las temperaturas nocturnas sean buenas con sus cuerpos. 

En tal sentido, el área metropolitana de Uruguay (zonas urbanas próximas a Montevideo) concentra las acciones del Mides, y en particular la capital misma. La situación en Montevideo se lleva la atención por cuestiones cuantitativas, pero en el interior esta situación no difiere; sin embargo, el Mides lleva sus acciones en 7 de los 19 departamentos del país. El dato oficial marca que alrededor de 1.500 personas viven en los rincones de Montevideo, duermen en sus plazas o recorren los refugios del Estado. El aumento de esta población está constatado en datos de 2016, pero el problema se torna discusión política y mediática cada invierno.

Además del Mides, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa Nacional, el Ministerio de Salud Pública, el Poder Judicial, la Intendencia de Montevideo y la Junta Nacional de Drogas (JND) son parte de la mesa de trabajo que gestiona el MIdes para atender a personas en situación de calle.

Las diferencias a la interna del gobierno se perciben en esta temporada a varios niveles. Por ejemplo, por un lado, salió a luz una carta de Daniel Martínez a Tabaré Vázquez con propuestas como destinar casas para albergues. Por otro lado, Ana Olivera, subsecretaría del Mides, polemizó al remarcar que la carta no fue dirigida a su ministerio, sino que se presentó en los medios. Las propuestas por parte de Daniel Martínez, que cuentan con el apoyo de la directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, Fabiana Goyeneche, evidencian una interna poco aceitada. Esto no solo ocurre entre instituciones, sino que dentro del Mides hay tonalidades en torno a temas técnicos.

Olivera tuvo diferencias también con Eleonora Bianchi, directora nacional de Protección Integral en Situaciones de Vulneración, del Mides. En una radio capitalina, enfatizó que desde este ministerio se está percibiendo un cambio en el perfil de las personas que duermen a la intemperie y no aceptan concurrir a alguno de los casi 50 refugios del Mides. Bianchi afirmó que existen nuevas formas para llegar a la calle, en referencia a la constatación de jóvenes que han roto el vínculo parental y a extranjeros. Sin embargo, Olivera, en declaración a la prensa, negó tal apreciación.

De las 1.500 personas en situación de calle, hay 550 (aproximadamente, un tercio) que duermen a la intemperie. Asimismo, entre ellas se encuentran personas dependientes al alcohol y de drogas. Estos casos son abordados por la JND. La acción concreta es realizada por la Unidad Móvil de Asistencia, que no atiende únicamente a quienes viven en la calle de manera permanente, sino que también se centra en quienes de manera transitoria están en situación de calle a causa de adicción.

Retirar a personas de la calle sin su consentimiento despierta diferentes opiniones desde varios espectros políticos. En 2011, el Poder Legislativo comenzó a trabajar en la temática tras la muerte, ocasionada por las bajas temperaturas, de personas que dormían en la calle. El hecho también generó la salida de la ministra Ana Vignoli del Mides por pedido del entonces presidente, José Mujica. Luego de su pasaje reciente por la Comisión de Población y Desarrollo de Diputados, la actual ministra, Marina Arismendi, declaró que si existe el aval médico para retirar a una persona de la calle por riesgo de vida, se lleva a cabo por disposición legislativa.

Al ser consultada por la presencia durante el día en locales de la Universidad de la República de personas que viven a la intemperie, Arismendi enfatizó en la falta de alternativas en horas diurnas para dicha población. También marcó una propuesta para los estudiantes universitarios, al afirmar que los hechos son una oportunidad para trabajar con dicha población. El problema es social y la responsabilidad es del Estado cuando seres humanos se acurrucan en el asfalto de un cruel invierno.

La población que vive a la intemperie creció, el 93% son hombres y su promedio se establece en los 38 años. Muchos vivieron anteriormente en instituciones estatales, como cárceles, hogares del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay o refugios y se niegan a recurrir a la Puerta de Entrada (dispositivo de atención presencial donde los usuarios acuden para ser derivados a un refugio) por malas experiencias en su anterior institucionalización.

El operador de radio envía otro mensaje al aire mientras el conductor se sirve agua. El oyente solicita que la radio no sea cínica y que trate el tema de las personas en situación de la calle; la noche anterior no paró de contar personas durmiendo por 18 de Julio. El conductor no recoge el guante pero sí mueve su dedo índice derecho en círculo, el operador asiente con la mirada y pone a sonar un canción oldie.

Mientras las temperaturas disminuyen en uno de los inviernos más fríos, las personas en situación de calle engrosan los números (que son historias de vida) y el calor solo emana de las disputas políticas e institucionales que no abrigan a nadie.

Texto: Sebastián Penni

Foto: Radio Pedal

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