Comisión de vecinos El Tobogán. Rodeados

Durante más de 30 años los vecinos de El Tobogán han resistido inundación tras inundación. Hoy, las casas más elevadas y la infraestructura urbana que fueron construyendo en el barrio les permiten una mejor calidad de vida que la que experimentaron en sus orígenes.

Sin embargo, la subsistencia del barrio no está asegurada. Aún se encuentran por debajo del nivel del mar y los problemas de saneamiento e inundaciones siguen afectando a algunos vecinos. Además, están ubicados en un punto estratégico de salida a la ruta 1, sobre el que varios actores instalados en la zona tienen interés.

Crece desde el pie

Desde su creación, las autoridades municipales calificaron al barrio como “inviable”. Este rótulo se sustenta en un estudio de suelos que indica que se trata de una zona inundable y por tanto inhabitable.

Joana, de 33 años, vive en El Tobogán desde que tenía 8. Entre sus recuerdos de infancia está el levantarse de madrugada con su padre a sacar baldes de agua de la casa inundada. “Cuando empezamos a construir ahí era bañado, bañado, agua, todo bañado”, recuerda. La situación ya no es la misma. Cada vez son menos las casas afectadas por la inundación.

“Los vecinos luchamos a diario para poder vivir ahí. Siempre decimos que cada bloque costó plata de comida. Cuando se inundaban las casas los vecinos ponían a sus hijos arriba de los techos, y ese día lo que valía la comida se destinaba a traer una volqueta y comprar bloques o chapas para re edificar”, cuenta Lita, que vive en El Tobogán desde hace 22 años.

Para muchos vecinos la estrategia para ganar altura ha sido construir una casa sobre otra. Algunos ya llevan tres casas construidas. También se hicieron trabajos de relleno del suelo y se logró que hoy el barrio cuente con pasajes constituidos. Una obra importante, por la que los vecinos han luchado mucho es la instalación de cunetas en las calles. Hoy, la mayoría de las vías cuentan con esta infraestructura. Estos esfuerzos les permitieron ganar terreno sobre la naturaleza, pero esta no es la única amenaza a la subsistencia de El Tobogán.

Intereses en conflicto

La viabilidad del barrio está en juego, no solo por las condiciones del suelo, sino también por los intereses creados en torno al territorio.

El Tobogán está rodeado por la ruta 1, el arroyo Pantanoso, el Estadio Trócoli y el Parque Tecnológico Industrial del Cerro (PTI). En este contexto, el barrio aparece como un enclave estratégico para la salida a la ruta del PTI y también como un espacio de interés para la ampliación de las instalaciones deportivas del club Cerro. A estos intereses se le suma el de UPM, que tiene un estacionamiento de camiones próximo al barrio y que también se beneficiaría de ampliar sus instalaciones y de tener salida a la ruta.

Estos actores han ido cercando el barrio. Y en algunos casos vienen realizando trabajos indiscriminados de relleno de suelo, que profundizan aún más los problemas de inundación del El Tobogán. Explica Lita que si antes el barrio era un plato, ahora, con el relleno de los suelos aledaños, es un plato hondo.

Presente y futuro

El Tobogán está constituido por 260 familias asentadas en la zona, que comenzó a poblarse en 1987, cuando se creó el barrio. A estas se les suman alrededor de 150 familias que llegaron más recientemente a poblar la orilla del Pantanoso.

Históricamente, la comisión de vecinos del barrio luchó por la regularización. Hoy entienden que los intereses creados en la zona hacen más difícil la concreción de ese objetivo, y están dispuestos a abrir una mesa de negociación con actores estatales para evaluar otras posibilidades.

Varios barrios próximos han sido realojados y dentro de El Tobogán cada vez suena más fuerte esa posibilidad. Joana, que creció en el barrio y ahora está criando a sus hijos ahí, dice que le gustaría quedarse, pero si se tiene que ir se iría. Sin embargo, hasta ahora no se les ha notificado de ningún proyecto de realojo.

Lita es consciente de que el realojo mejoraría mucho la situación de algunos vecinos. Sin embargo, entiende que en caso de que suceda, tienen que negociar para que ningún vecino pierda en calidad de vida.  “Muchos tienen su casa con su terreno grande, su hijo en el fondo, su parrillero, su madre, y dos o tres casas abajo. Han dejado toda su fortuna. No fuimos a vivir ahí porque nos gustaba”, dice.

Actualmente, están a la espera de que se realice un nuevo estudio de suelo de la zona. Este fue un reclamo que elevaron a la Intendencia en una mesa de negociación de la que participaron a través de la unión de comisiones de vecinos del Cerro, de la que la comisión de vecinos de El Tobogán forma parte. En función de los resultados de este estudio se preparan para negociar la regularización del barrio o los términos del realojo.

Para conocer más de la situación de El Tobogán te invitamos a escuchar la entrevista a Lita Leite Gómez y Joana Vaz, integrantes de la comisión de vecinos de El Tobogán.

 Texto: Colectivos

Foto: Facebook de Lita Gómez

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