90 minutos para organizar

A través de su vínculo con el deporte, Federico Wainstein, futuro profesor de Educación Física, comenzó a plantearse algunas cuestiones que conciernen al deporte, más precisamente al fútbol.

Para Wainstein, es importante pensar el deporte como algo que va más allá de una mera actividad física, es por esto que comenzó a plantearse algunas cuestiones relacionadas con los deportes, por ejemplo cómo se organizan, funcionan o desarrollan. Además, empezó a pensarlo desde otra perspectiva y con una lógica de por medio. “Empecé a meterle cabeza porque capaz que no todo tiene que ser como es hoy”, explicó.

Todos sus cuestionamientos, en el marco del Mundial 2018, lo llevan a plantearse la duda de qué tan bueno sería que nuestro país sea sede del torneo mundial de fútbol.

Si tenemos en cuenta que la gestión de estos megaeventos cambia con el paso de los años y sus estructuras de organización mutan de acuerdo con los contextos socio-económicos a los que se enfrenta, podemos afirmar, según Wainstein, que no es lo mismo hablar de lo que fue la organización del mundial del 1930 con la que se espera contar para el de 2030.

Las principales diferencias que podemos notar en las organizaciones a lo largo del tiempo “tienen que ver con ideas de control y de disciplina colocadas arriba de la mesa de la sociedad de forma solapada, a veces con el fenómeno deportivo”, explicó Wainstein, quien agregó que este fenómeno aparece como algo atractivo para la sociedad pero siempre con una idea por detrás. Vale aclarar que para Federico podemos extrapolar este análisis a cualquier megaevento deportivo: una Copa América, el Mundial Femenino o incluso los Juegos Panamericanos.

Esto también implica que a la hora de pensar sobre un sistema deportivo debamos pensarlo como parte de la sociedad, que a su vez tiene funciones y organizaciones específicas. Cuando nos referimos específicamente al Mundial, debemos tener en cuenta todo lo que acompaña a tal acontecimiento: desde algunos eventos fuera de las canchas, hasta la forma de televisación o de clasificación de los cuadros. También debemos considerar las disposiciones establecidas por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), que debe cumplir cualquier país que quiera convertirse en la sede del evento mundial. Por ejemplo, en lo que concierne el mundial de 2030, la FIFA dispone que el legendario Estadio Centenario debe ser modificado o demolido para construir un estadio nuevo.

Una cuestión fundamental en cuanto a la organización y la participación de las empresas privadas es si se las invita a participar desde “el vamos”. Wainstein explica que, de ser así, hay que plantearse hasta dónde las condiciones de la FIFA van a modificar los mecanismos de participación público-privada: “El gobierno y el pueblo, conformando el Estado, deberían estar definiendo cómo son los mecanismos público-privados en el país y no el privado cuando quiere hacer una determinada acción”, sostuvo. En tal sentido, las cuestiones del Mundial deberían ser resueltas por el Estado en conjunto con toda la población, sin tener ningún tipo de injerencia externa en la toma de decisiones.

Una de las condiciones que establece la FIFA es que cualquier estadio catalogado como tal debe contar con determinadas prestaciones y servicios a su alrededor, así como también determinado acceso: “el estadio debe contar con determinadas ventas dentro y esto prohíbe el ingreso de otras cosas o ventas por fuera”, explicó Wainstein, y agregó que si bien se están generando puestos de trabajo dentro del estadio, se le quita la posibilidad de trabajar al vendedor ambulante que está en los alrededores del campo de juego.

En la misma línea, trata sobre la importancia de la afluencia de turistas que genera un evento de estas características. Para el futuro profesor es importante comenzar a preguntarnos qué sucede con los trabajadores que se encargan de oficiar como guías de los turistas, así como también qué sucede con el dinero que se recauda en torno a esto y qué derechos podrían llegar a obtener estos trabajadores.

“También deberíamos analizar qué sucede con los capitales que surgen a través del Mundial y del turismo, y hacia quiénes o dónde van”, expresó Wainstein. Asimismo, considera que debemos preguntarnos si esos capitales van hacia el extranjero o hacia sectores desfavorecidos económicamente del pueblo uruguayo. Para finalizar, agregó: “Deberíamos pensar el Mundial como algo más amplio que ir a disfrutar al Mundial”.

Texto: Lucía Di Iorio

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