Llegó el tiempo de la lengua

En un programa en el que jugamos con el tiempo, Cecilia Bértola se sienta a la mesa de (H)ablando ciencia, esta vez como invitada, para hablar de un proyecto en el que estudian cómo los hablantes nativos del español representamos la información temporal a partir del vocabulario.

Cecilia Bértola da Rosa, además de ser la ideóloga de este programa, conductora y productora, es licenciada en Lingüística, correctora de estilo (por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación —FHCE—, Universidad de la República —Udelar—) y está realizando la tesis de Maestría en Gramática del Español (ANEP-Udelar).

Trabaja en uno de los tres departamentos del Instituto de Lingüística de FHCE, el Departamento de Teoría del Lenguaje y Lingüística General, desde 2012. En ese departamento, además de colaborar en varios cursos que brinda el departamento, forma parte del equipo de investigación Proyecto de Redes Temporales.

Cecilia cuenta cómo llegó a interesarse por la Lingüística, después de haber recorrido estudios filosóficos en la Universidad de Barcelona. “Cuando empecé a estudiar Lingüística, descubrí una pasión”, dice. Esa pasión se percibe a lo largo de la entrevista.

Sylvia Costa es la ideóloga y responsable de este proyecto, que, como aclara Cecilia, se lleva adelante por un equipo conformado por integrantes de los tres departamentos del Instituto de Lingüística, por egresados honorarios y en el que participaron estudiantes de esta carrera. Nuestra invitada se detiene en la conformación de este equipo, no solo en la mención de los integrantes (Sylvia Costa, Carolina Oggiani, Macarena González, Victoria Furtado, Hernán Correa y Ricardo Soca), sino en destacar la riqueza que la diversidad de perfiles, marcos teóricos y maneras de entender la lengua le dan a la investigación.

Cecilia explica que el tiempo, que, junto con el espacio son los conceptos principales que estructuran el pensamiento humano, se ha estudiado en la tradición lingüística hispánica desde siempre, principalmente desde la perspectiva gramatical. Es decir, la forma que tiene de ser representado el tiempo en las terminaciones de los verbos conjugados (por ejemplo, lo que nos permite diferenciar entre canté y cantaba). Sin embargo, según cuenta, no ha sido estudiado desde la perspectiva del significado de las palabras que conforman nuestro vocabulario.

Identificar la información temporal en el léxico del español y clasificar las distintas maneras en que se manifiesta es uno de los objetivos del proyecto. Dicho de otro modo, el tiempo aparece en el vocabulario, pero con matices de significado distintos, esto hace posible que el tiempo pueda clasificarse a partir de diversos rasgos que focalizan en aspectos del tiempo distintos (por ejemplo, hay información de repetición en el tiempo en primavera, lunes, día, así como información de frecuencia en cada dos por tres, cada muerte de obispo, frecuentemente, a veces).

Además, Cecilia nos habla de la diferencia entre almorzar y comer. Explica que todos reconocemos la información de tiempo entre comí y como, donde se identifica claramente la diferencia entre el pasado y el presente en la terminación del verbo. Pero el significado de comer no brinda información temporal, ya que no se puede establecer un momento en particular en el que se desarrolle el evento de comer (comer es definido como “ingerir alimentos”). Por el contrario, en almorzar sí podemos identificar la información relacionada con que la actividad se da en un momento determinado del día, “si te digo comí, vos sabés que ya lo hice pero no sabés cuándo, pero si te digo almorcé, vos identificás, además, que comiste al mediodía (aunque hayas almorzados a las cinco de la tarde, sabemos, al menos, que fue la segunda comida del día)”.

La charla está plagada de ejemplos, porque, como buena docente, Cecilia se vale de ellos para aclarar el tema. “Si les digo pasado, hoy o ahora, ustedes identifican claramente una información temporal en esas palabras —explica la lingüista—, pero, como vimos, hay otras palabras que también tienen información temporal, por ejemplo niño, que se opone a viejo”. Es así que, paulatina y didácticamente, nos introduce en esta distinción.

Se trata de un proyecto, entonces, principalmente semántico. La Semántica, explica la invitada, es el estudio del significado, ya sea de las palabras, de la unidades que conforman las palabras (por ejemplo, re- en releer significa “volver a”), de las informaciones gramaticales, de las oraciones, etc. La semántica atraviesa todos los niveles de la lengua. Es una tarea difícil porque “echás al mundo por la puerta y se te cuela por la ventana”, ejemplifica.

Cecilia cuenta sobre las etapas del proyecto, sobre las dificultades y decisiones teóricas y metodológicas que van cambiando dado que se trata de un proyecto en construcción.

Una de las cosas más interesantes es que las palabras con las que trabajan se agrupan a partir del tipo de información temporal que contienen. De esta manera, posteriormente, será posible establecer una gran red que vincule las palabras por sus rasgos temporales, lo cual, dará como resultado que palabras, en principio, muy distintas (por ejemplo, por tratarse de categorías gramaticales distintas, como son el sustantivo primavera y el verbo cenar), puedan vincularse a partir de rasgos temporales compartidos, conformando una red. A la vez, algunas palabras conformarán otras redes con otras palabras y así sucesivamente. De esta manera, obtendremos un mapa de los distintos tipos de informaciones temporales que tenemos en nuestra cabeza  a partir del vocabulario los hablantes de español.

No faltó tiempo para la música y los juegos de palabras que hicieron de esta entrevista una joyita del tiempo.

Texto: (H)ablando ciencia

Foto: La persistencia de la memoria, Dalí (1931)

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