La persistencia de los pequeños detalles en la danza contemporánea uruguaya

Carolina Guerra es bailarina, performer, intérprete y creadora en danza contemporánea. Se define a sí misma como “trabajadora de la danza”, dado que también es docente en la Escuela Nacional de Danza, en colegios y que participa en varios proyectos individuales y colectivos. A su vez, ha trabajado como creadora y performer con directores y coreógrafos nacionales, tales como Carolina Silveira, Vera Garat, Natalia Burgueño, Gabriel Calderón, Miguel Grompone, Andrea Lamana, Lucía Naser, Ayara Hernández, Mariana Perkovich, entre otros.

Comenzó su formación en 1998, a los 15 años, y cuando en Uruguay no existían formaciones institucionales públicas. Continuó sus estudios tomando cursos y seminarios en Uruguay y en el exterior. En 2009 obtuvo la beca DanceWeb de formación en el Festival Impulstanz en Viena, Austria, de la que destaca su formación intensiva con David Zambrano en la técnica denominada Flying Low. Recientemente, obtuvo una beca de creación otorgada por el Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística del Ministerio de Educación y Cultura, que le permitirá tener apoyo para su arte durante 2017.

Carolina reflexiona sobre la formación en danza cuando ella comenzó a estudiar, la que considera elitista, y opina que actualmente, si bien existe una propuesta institucional y pública (Danza Contemporánea en la Escuela Nacional de Danza y Profesorado en Danza en el Instituto de Profesores Artigas), aún no se ha logrado instalar la licenciatura en el ámbito universitario.

Carolina explica que, a diferencia de la clásica, la danza contemporánea hace foco en el proceso más que en el resultado. Asimismo, describe la danza contemporánea en relación con el arte posmoderno y reflexiona sobre cómo fueron cambiando las preguntas en torno a la danza, al cuerpo, al movimiento y a la ilusión de virtuosismo.

Carolina Guerra cuenta cómo fue su proceso creativo en sus tres grandes obras: Nevermind: la persistencia de los pequeños detalles (2009), Prácticas manieristas (2014) y Caravana sísmica, esta última se estrenará el 21 de noviembre en la sala Zavala Muniz.

Su primera obra fue un solo con una fuerte impronta autobiográfica, creado, dirigido e interpretado por ella misma, generado a partir de un ejercicio de clase. Esta obra fue presentada en el Subte Municipal, en el marco del Festival Montevideo Sitiada, y en México. Su segunda obra, también un solo creado, dirigido e interpretado por Carolina, se presentó en el ciclo Solos al Mediodía, del Teatro Solís de Montevideo, en la sala Zavala Muniz. En 2015 la presentó en el Festival Internacional de Danza Emergente de Buenos Aires y en el Festival Internacional de Danza Contemporánea del Uruguay y, en 2016, en el Festival Comparte, en Chiapas, México. Con respecto a esta obra, comenta: “Me colgué con generar prácticas que pusieran en juego la idea de la propiedad privada, la crítica al autor como dueño y la noción de representación”.

En su tercer trabajo artístico, Caravana sísmica, Carolina participa como directora con siete artistas en escena y dos creadores en diseño de luz, sonido y vestuario. En esta obra se pregunta sobre el lugar del espectador y sobre cómo crear desde sus intereses “sin tranzar con lo que está de moda o se pide en un llamado para obtener fondos”.

Además, cuenta sobre uno de sus proyectos preferidos: El libro de la danza uruguaya, llevado a cabo junto con Vera Garat y Lucía Naser. Se trata de un libro colaborativo en el que participaron 140 autores, y que fue editado con el apoyo del Instituto Nacional de Artes Escénicas, disponible bajo la licencia creative commons en https://issuu.com/ellibrodeladanzauruguaya/docs/libro_danza_issue.

En Uruguay hay una carencia de material bibliográfico sobre danza y sentimos la necesidad de escribir nuestra propia historia, de reivindicarnos como escritores, también. El bailarín sí escribe y sí piensa, lee mucho e investiga”, sostiene. Carolina en torno al libro.

Finalmente, da su opinión sobre la vinculación entre el arte, en particular, la danza, y la ideología: “Hacer arte para mí es también una acción política, por determinadas decisiones que considero que debo tomar al hacer danza. Los intereses sobre la danza empiezan a transformarse cuando tranzás demasiado con el mercado del arte. Es un acto de resistencia seguir creando lo que te interesa más allá de lo que piden los llamados para los fondos estatales. Varias veces me presenté a un proyecto sabiendo que iba a perder, pero lo hice para visibilizar que hay gente que está queriendo hacer otra cosa, hasta que la realidad se modifique”.

(H)ablando ciencia

Foto: Nacho Correa

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