Manada es un equipo de diseñadoras, realizadoras técnicas y creativas de las artes escénicas. Son ocho mujeres organizadas que comenzaron a visualizarse trabajando juntas en 2012, cuando empezaron la carrera en la Escuela de Arte Dramático (EMAD), y se conformaron como colectivo en 2015.
Ana Paula y Florencia cuentan que en su tránsito por la EMAD trabajaron juntas muchas veces, se fueron conociendo y acompañando en el proceso, gestando un equipo que más tarde llamarían Manada. En ese tiempo, cuenta Florencia, “nos fuimos hermanando” y Ana Paula reafirma: “Nos elegimos”.
Manada cubre varias áreas de trabajo: escenografía, vestuario, iluminación, maquillaje y caracterización. El ámbito más usual de trabajo para el equipo es el teatro, porque hay mayor demanda y se sienten cómodas, pero su objetivo es trabajar con cualquier expresión escénica, tanto música, danza como audiovisual.
Respecto del montaje de los espectáculos, Florencia cuenta: “Es un trabajo de ida y vuelta, nos gusta arrancar desde el vamos en el proceso creativo de la obra, empaparnos del texto, conocer a los actores, entender las dinámicas, esto ayuda al trabajo de producción creativa, que lleva necesariamente interpretación”. La integrante de Manada afirma: “Nos gusta trabajar de esa manera, entonces lo proponemos de esa manera: estar cerca, acompasar el proceso”.
El colectivo trabajó en Guau, un musical de pelos, de Avo Pérez para Animales Sin Hogar, y en la obra teatral No se pueden llevar la locura, de Paula Botana. Actualmente, trabajan en varios proyectos: La tragedia de los comunes, de Jonathan Parada; El árbol de naranja, del colectivo La Tijera; Portería, de Florencia Infante; Cenizas, dirigida por Cecilia Caballero; Otros problemas de humanidad, de Sebastián Calderón (a estrenar), y Bulimia, de Leo Masliah, dirigida por Javier Chávez (a estrenar).
Los modos de financiación varían según la obra o la propuesta particular. En la mayoría de los casos, trabajan a modo de cooperativa con todos los integrantes del proyecto, según las entradas vendidas y el precio, se reparten por puntos. El colectivo sufre la invisibilización de su trabajo, como tantas áreas artísticas, especialmente las técnicas. En alguna ocasión, les tocó invertir más dinero del que cobraron.
Actualmente, Manada está en busca de un taller, dado que la producción en muchas ocasiones es voluminosa, sobre todo en el caso de las escenografías. En este tiempo, se han ido rebuscando y consiguieron espacios prestados, no solo a la hora de producir es necesaria la locación, sino también como modo de almacenamiento de sus trabajos, para que puedan ser reutilizados por otros colectivos y organizaciones que los necesiten.
Texto: Colectivos
Ilustración: Natalia Comesaña
Enterate más acerca del colectivo escuchando la entrevista completa aquí:
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